“Antes de que nos olviden

Haremos historia

No andaremos de rodillas

El alma no tiene la culpa”

     Caifanes, “Antes de que nos olviden” 

Desde que recuerdo, la música siempre ha sido un elemento constante de mi ser. Yo baile antes de caminar, mis dos papás son músicos, y francamente, la música es tan esencial para mi existencia como lo es el agua y la comida. Le acredito mi amor por la música a mis padres.
La generación de mis papás son testigos de la explosión del rock en español en América Latina. Mis padres nacieron en 1974 y 1980, y consecuentemente, su generación vio nacer el desarrollo de uno de los géneros de música más importante de todo el continente. Durante los años sesentas, cuando el rock n’ roll estaba empezando a dominar el mundo, el rock también se infiltró en la sociedad latinoamericana, y conlleva un efecto inigualable que se sigue sintiendo hasta este día. Al mismo tiempo, este género de música aterrizó durante una temporada de gran turbulencia política y social. Dictaduras, corrupción, pobreza, e impunidad, entre otros eventos históricos, ayudaron a darle pie a la ola de rock en español que tomó a los países latinoamericanos por sorpresa. El sistema sociopolítico del país influyó en el ascenso del rock en español, y en consecuencia, el rock en español reflejaba los sentimientos colectivos de sus constituyentes.

Llevo tatuada las letras y melodías de las baladas de rock en español en mi mente, ya sea “Lobo-hombre en París” de La Unión, “Persiana americana” de Soda Stereo, o “Lamento boliviano” de Los Enanitos Verdes. Sin embargo, una de las canciones más impactantes de mi vida es “Antes de que nos olviden” de la banda mexicana Caifanes. Esta canción es un homenaje a las víctimas de la Matanza de Tlatelolco, ocurrida el 2 octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en la Ciudad de México. Se estima que fueron más de 300 estudiantes y líderes civiles que fueron asesinados por la militar para disolver las protestas estudiantiles del momento antes de los Juegos Olímpicos.
Este homenaje, más allá de la superficie, es un comentario en contra del estado opresor y fascista del gobierno mexicano. Aunque esta canción fue dedicada a las víctimas de la masacre del ‘68, Caifanes también ha dedicado esta canción a otros grupos que han sufrido, y siguen sufriendo, en México, como los 43 de Ayotzinapa, y a las víctimas de feminicidio y violencia de género. El hecho que Caifanes dedica su canción a estos grupos marginalizados es un testigo al argumento que la música es un reflejo del contexto sociopolítico de cualquier región. “Antes De Que Nos Olviden” es una joya para el rock en español, pero antes es una joya para la historia y la conciencia de la gente involucrada con los problemas dentro de su país. Más allá, la música es una herramienta para los movimientos sociales que luchan en contra de los poderes opresores. Personalmente, esta canción significa mucho para mi, ya que crecí escuchándola, pero también porque me recuerda a seguir estos sentimientos radicales dentro de mi. Me ayuda a no olvidar, y me da esperanza de seguir adelante.

“​​Que vivan los estudiantes

Jardín de nuestra alegría

Son aves que no se asustan

De animal ni policía”

Violeta Parra, “Me gustan los estudiantes”

“Me Gustan los Estudiantes” de la cantautora Chilena Violeta Parra es un testimonio de honra hacia los estudiantes y sus movimientos sociales. Este es un tributo a la juventud que no se conforma y que busca activamente un mundo más justo y equitativo. Los estudiantes, a lo largo del tiempo, han catapultado muchos de los movimientos sociales que han generado justicia social. Aunque Violeta Parra compuso esta canción en 1962, la lírica sostiene relevancia ya que los estudiantes siguen y seguirán siendo una fuerza masiva para el mundo. A lo largo de mi carrera universitaria, la identidad de ser un estudiante nunca fue tan significante hasta que empecé a estudiar los cambios radicales impuestos por movimientos estudiantiles. Empecé a estudiar movimientos estudiantiles por todo el mundo en mis clases, pero no fue hasta el semestre pasado que entendí la magnitud de las palabras de Parra. Cientos de universidades al rededor de los Estados Unidos, incluyendo la mia, fue parte de la ‘Student Intifada’ en contra del genocidio Palestino. Mi participación en este movimiento fue tan impactante que por fin pude entender porque los estudiantes son los catalizadores de la disrupción. Cada día, veía a estudiantes iguales que yo, siendo reprimidos por la policía o la administración universitaria, y finalmente pude entender a primera mano lo que significaban todos los textos que había estudiado antes. Sin embargo, un elemento congruente y unificador siempre fue la música. La música nos mantuvo vivos, nos mantuvo inspirados; nos mantuvo radicalizados. Las canciones, aunque de diferentes géneros e idiomas, eran el ruido de fondo de la intifada estudiantil. Las estrofas de Parra estremecían en mis oídos cada vez que veía las acciones estudiantiles en contra de los poderes opresivos.